jueves, 1 de agosto de 2019

Luz

Hace cuatro años ya desde la última vez que estuve en España un 1 de agosto. Llevo tres años en los que este mes es sinónimo de volver a la rutina, a las clases, y se me hace raro que aquí los bares estén cerrando y la gente se empiece a ir de vacaciones. 
Este año el verano para mí está siendo una mudanza eterna. Que si vacía la clase de Waukegan, vacía el apartamento y haz las maletas, que si ya va siendo hora de sacar las cajas que llevan donde tus padres más de tres años y de llevarlas al nuevo piso, que a saber qué habrá ahí dentro. Dos meses llevo así. Y súmale a todo eso el papeleo de la vuelta y la reincorporación a mi centro y a la vida en general por aquí. Que si me voy a algún lado en verano me preguntan. No, no, yo me quedo.
Así que hoy que he ido a la fisio me ha dicho la pobre que qué cojones he hecho para estar así. Y se lo he contado. Y me ha dicho que sí, que sí, que mucha mudanza y tal pero que a lo mejor si hiciera algo de ejercicio los músculos no se me pondrían como piedras. Y yo le he dicho que sí, que sí. 
Total, que mi pobre fisio ha hecho lo que ha podido. Ha ido deshaciendo la tensión de las cajas parriba y pabajo, del  montaje de muebles, del  mover maletas, del aterrizaje en plena ola de calor, de las visitas en mitad de la mudanza (que menos mal, también), del qué bien que me vuelvo pero un poco también del jo qué nostalgia. Todo eso ahí estaba, agarrotando los hombros, la mandíbula, las lumbares. Y después de la paliza que me ha dado, he salido de allí como flotando, he comprado un martillo y unos cuelgafáciles porque ahora cada vez que salgo a la calle acabo haciendo algo para la casa y me he dado un paseo por mi antiguo barrio. Mi antiguo barrio que tenía una luz como de otra época, de como hace cuatro años en agosto. De cuando la vida era otra y menos mal que ya no. Y de repente, me apetece más que nunca estar aquí, donde estoy, y quiero más que nada ver qué me depara esta luz de agosto (y de septiembre y de octubre...) que llevo tanto tiempo sin ver y que, sin darme cuenta, tanto echaba de menos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario